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- Exclusión: la exclusión física es uno de los métodos más efectivos para controlar las aves no deseadas. Se pueden usar barreras físicas, como redes, mallas, alambres y espigones, para evitar que las aves accedan a áreas no deseadas.
- Repelentes: los repelentes visuales y sonoros son una forma ecológica de alejar a las aves no deseadas de un área específica. Estos repelentes pueden incluir objetos que brillen o reflejen la luz del sol, dispositivos que emiten sonidos de alarma, o dispositivos que emiten sonidos de depredadores naturales.
- Alteración del hábitat: las aves tienen necesidades específicas de hábitat para anidar y alimentarse. La modificación del hábitat para reducir el atractivo de un área para las aves puede ser una solución efectiva. Se puede reducir la oferta de alimento y agua, modificar el paisaje y limitar la disponibilidad de refugio.
- Control biológico: algunos depredadores naturales de aves pueden ser usados para controlar su población. Los halcones y águilas entrenados pueden ahuyentar o capturar aves no deseadas, mientras que la introducción de aves rapaces y mamíferos depredadores puede ayudar a controlar la población de aves en un área específica. Es importante tener en cuenta que el control biológico debe ser realizado por expertos y con precaución para evitar efectos negativos en la biodiversidad.